César
Pelli es un hombre elegante y sobrio, y su estilo es del refinamiento
más íntimo. Lleno de gracia, y asegurando no tener un sello propio
en lo que hace, no nos cabe duda que su genio está absorbido por la
flexibilidad del agua.
Un
humanista de las formas, las alturas y lo simple, busca que cada
persona sienta como propio el diseño que él les compone.
Es un
hombre cauto que prefiere no arriesgar ante la pregunta de cuál de
sus obras le gusta más. Dice que todas sus obras son como pequeños
hijos suyos y, como tales, las ama a todas por igual. Su lema: “Si
cada uno da lo mejor, el efecto es enorme”.
Define a
la obra de arte como aquellos que es capaz de conmovernos, tocando
alguna fibra íntima del ser. Cualquier obra que no logre eso no
puede ser considerada obra de arte, al menos para esa persona.
Este
argentino de origen tucumano, y de desarrollo profesional
norteamericano, ha participado de proyectos de gran envergadura como
ser: el World Financial Center (Nueva York), la Torre en Canary Wharf
(Londres), el aeropuerto Ronald Reagan (Washington) y, su obra más
reconocida, las Torres Gemelas Petronas de Kuala Lumpur, que hasta el
año 2003 eran los edificios más altos del planeta.
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