Si estás por pasar a tu niño de la cuna a la cama, una buena idea es instalar unas barandas discontinuas, forradas con cilindros de goma espuma forrados con alguna tela que te guste. La baranda debe ser baja, para que tu bebé sienta la diferencia entre la cuna y la cama, pero sin caerse al piso.
Si colocas muebles debajo de las ventanas, es importante que te asegures de que tu bebé no pueda subirse a ellos. Si no puedes evitarlo, coloca defensas para evitar accidentes.
Cerca de la cama puedes colocar una luz para que tu hijo pueda prenderla de noche si le da miedo o necesita ir al baño. Mucho mejor si encuentras una lo suficientemente suave como para que puedas dejarla encendida toda la noche si así lo necesitases.
Si el espacio del cuarto te lo permite, asegúrate de sectorizar los espacios y de que exista un orden para poder jugar y aprender, como si se tratase de la salita del jardín de infantes.
Hay muebles que funcionan muy bien como organizadores: los canastos, las mesas de dibujo con centros de guardado, los revisteros, los estantes corredizos de pie.
En almohadones es muy práctico utilizar fundas de jean o gabardina, le dan un toque moderno si tu hijo ya es más grande, y son fáciles de lavar (y no se nota tanto si se ensucian un poco)
Un elemento que no solo los ayuda a estudiar sino que suma encanto y diversión es un pizarrón. Si no consigues uno que te guste, puedes hacer un marco (o pintarlo) en la pared y pintar sobre la pared con pintura para pizarra (la consigues en cualquier pintureria, y en varios colores). Tu hijo tendrá no solo su espacio de estudio, sino algo original donde entretenerse y expresar su creatividad.
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